Aunque estrenada en 1934, «este tierra es mía», trae a la reflexión el hecho de que en la actualidad hay pueblos luchando por su libertad.
«Esta tierra es mía», dirigida por Jean Renoir en 1943, es un drama bélico ambientado en Europa ocupada por los nazis. Protagonizada por Charles Laughton y Maureen O’Hara, la película ganó el Oscar a Mejor Sonido y fue aclamada por su potente mensaje sobre el valor en tiempos de tiranía.
Este film va más allá de los clichés de la ocupación nazi, profundiza en el conflicto entre libertad y tiranía. Ambientada en un lugar no especificado, pero con claros guiños a Francia, la historia sigue a un maestro tímido que, tras un intento de soborno nazi, elige la valentía y defiende la libertad en un juicio. Aunque el filme tiene fallos artísticos y algunos personajes son exagerados, el mensaje sobre la resistencia humana es poderoso y relevante.
Esta tierra es mía, sobrepasa la saturada reproducción de la propaganda aliada contra el nazismo. La película ofrece una visión matizada de la ocupación alemana, mostrando a los nazis no solo como brutos, y responsabilizando a la burguesía francesa por la llegada de Hitler al poder. Renoir, influenciado por el Frente Popular de 1936, utilizó esta obra para transmitir un mensaje profundo de hermandad humana y resistencia frente al fascismo.
El Frente Popular surgió como respuesta a las derrotas de la izquierda en Europa entre 1933 y 1934. Ante el fracaso de la política de «clase contra clase» del Comintern, que aislaba a los socialistas y facilitó la ascensión de Hitler, se buscó una nueva estrategia.
Casi un siglo después del lanzamiento de esta película, podemos darnos cuenta que en muchas partes del mundo en la actualidad aún se necesita exigir «Esta tierra es mía». En el presente, pueblos marginados y masacrados alzan su voz en contra del exterminio por parte de las organizaciones imperialistas que buscan por medio de su tirania e hipocresía acabar con la resistencia que ejercen múltiples comunidades en diversos rincones del planeta.