Los maoríes de Nueva Zelanda han elegido a su nueva reina en una ceremonia que preserva fielmente los rituales tradicionales de este grupo.
La etnia indígena maorí, de origen polinesio, se asentó en la isla de Nueva Zelanda hace varios siglos, y recientemente ha elegido a una nueva reina simbólica para su tribu. Nga Wai Hono I Te Po, de 27 años, hija del fallecido rey Kiingi Tuheitia, fue coronada en una ceremonia llevada a cabo en la montaña Taupiri Maunga, en la isla Norte y a unos cien kilómetros al sur de Auckland, un lugar que simboliza lo sagrado y el descanso eterno para los maoríes.
El cargo no posee ningún poder legal, ni influencia en la legislación de Nueva Zelanda, y tampoco es hereditario por derecho; sin embargo, es un puesto que tiene un valor muy significativo para los miembros del grupo, porque fue creado en 1958 con la intención de unificar a las tribus maoríes ante la opresión británica.
Nga Wai Hono I Te Po, quien tiene una maestría en asuntos maoríes, fue llevada hasta el lugar de la procesión en una balsa, acompañada de centenares de maoríes que iban en otras embarcaciones y por tierra. El evento tuvo lugar poco antes del entierro de su padre, quien falleció a los 69 años.
La nueva monarca, segunda mujer en ocupar este puesto, iba cubierta con una capa, una corona de plantas sobre la cabeza y un collar tallado en forma de hoja en el pecho, transmitiendo tristeza en su mirada durante el trayecto. Al llegar al lugar escogido para su coronación, fue recibida por otros maoríes con bahague y tatuajes tradicionales en su cuerpo. El evento fue retransmitido en las redes sociales de Kiingitanga (Movimiento del Rey Maorí).
El pueblo maorí, que representa el 15% de la población total de Nueva Zelanda, estuvo sometido al yugo británico por más de dos siglos y en 1947 lograron liberarse completamente de la colonización extranjera.
Tras la formal disculpa del gobierno neozelandés en 1997 por los daños sufridos por los maoríes durante la época colonial, la reina Isabel también pidió perdón en un encuentro con Te Ata, la reina maorí y abuela de la actual soberana, quien falleció en 2006 después de reinar por cuarenta años.
El primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon, acusado de mantener políticas contrarias a los intereses maoríes, emitió un mensaje de condolencias, pero no asistió al funeral debido a un viaje a Corea del Sur.