La polémica empresa Monsato es retratada en el filme francés Goliath, por la sucia actividad que la ha llevado a indemnizar a las víctimas.
Una película francesa que ha dado de qué hablar en el mundo ecológico es Goliath. Estrenada en 2020, logró recaudar más de 6 millones de euros en Francia al representar la historia real de una protesta social contra la imponente empresa agroindustrial Monsanto.
Los tres protagonistas de la película están interpretados por excelentes actores: Gilles Lellouche como el abogado de las víctimas (Patrick Fameau), Emmanuelle Bercot (France) como la deportista que se convierte en activista, y Pierre Niney (Mathias Rozen) como el representante del lobby empresarial.
El filme aborda la lucha de una pareja afectada por cáncer, presuntamente causado por el herbicida tetrazina, y expone los riesgos asociados al uso de químicos en la agricultura.
El relato no es una simple ficción, ya que se inspira claramente en casos reales, como la batalla legal contra Monsanto, acusada de causar cáncer con su herbicida Roundup, conocido comercialmente como glifosato. En la película, se utiliza la tetrazina para ilustrar el peligro de estos productos, en un claro paralelo con los casos en la vida real.
Presión y desacreditación por parte de Monsato
El film refleja las demandas de agricultores afectados por malformaciones en recién nacidos y cánceres vinculados a los herbicidas, enfrentando a los colosos agroquímicos. Monsanto ha sido condenada a pagar más de 2.370 millones de dólares en indemnizaciones por daños causados por el glifosato. En 2020, Bayer-Monsanto acordó pagar 11.000 millones de dólares a las víctimas de Roundup en Estados Unidos, sin admitir oficialmente que su producto cause cáncer.
En 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer clasificó el glifosato como «probablemente cancerígeno», alineándolo con sustancias como los esteroides y el DDT. Aunque las pruebas científicas que confirmen la relación directa entre el glifosato y el cáncer son limitadas, las indemnizaciones sugieren una postura defensiva de las multinacionales para evitar litigios más costosos.
La película ha resonado fuertemente en Francia, donde en 2019 un tribunal declaró a Monsanto culpable por la enfermedad de un agricultor que inhaló uno de sus herbicidas. Aunque el herbicida implicado no contenía glifosato, la sentencia y la prohibición posterior del glifosato en 2022 reflejan la creciente preocupación sobre los efectos de estos productos en la salud.
Además, según un informe de France 24, ese mismo año la empresa también fue acusada del uso irregular en el tratamiento de datos personales de personas que se oponían al uso del herbicida. La agencia de protección de datos personales de Francia multó a Monsanto con 400.000 euros al demostrarse que el gigante agroquímico tenía en su poder la información privada de los opositores sin haberlo consultado con ellos.
De esta forma, el filme pone en evidencia cómo los lobbies ejercen presión, manipulan la verdad y ejercen influencia sobre científicos y políticos, mostrando cómo se pueden usar estas tácticas para desacreditar y amenazar a quienes desafían a la industria.