Vídeo de un transplante de cabeza sin bases científicas abre el debate acerca del rol de la IA en la ética de los procedimientos médicos.

Hashem Al-Ghaili, biólogo molecular y divulgador yemení conocido por sus ideas controvertidas, ha publicado un vídeo mostrando «el primer sistema de trasplante de cabeza del mundo». Aunque no es una empresa real, el vídeo ha desatado un debate ético en Internet.

BrainBridge, es la ficticia compañía detrás del proyecto, se presenta con el eslogan «Más seguro. Más rápido. Algo en lo que puedes confiar». Afirma estar desarrollando un dispositivo revolucionario en los campos de la neurociencia, la ingeniería humana y la inteligencia artificial, que promete ayudar a pacientes con condiciones médicas severas como: cancer terminal, parálisis, lesiones en la columna vertebral o enfermedades neurodegenerativas.

El vídeo muestra un supuesto procedimiento en el que se trasplanta la cabeza de una persona a otro cuerpo, utilizando imágenes generadas por computadora. Según su sitio web, también promete trasplantes de rostro y cuero cabelludo para restaurar funcionalidad y apariencia estética.

Sin embargo, BrainBridge no es una empresa constituida legalmente; es una creación de Al-Ghaili, quien también produjo el polémico vídeo ‘EctoLife’ sobre úteros artificiales en 2022. La información en la página web sugiere que los cuerpos provendrían de fuentes éticas y de personas sometidas a eutanasia.

El papel de la IA y la tecnología avanzada

La propuesta fantasma implica sistemas robóticos avanzados y algoritmos de autoaprendizaje para realizar trasplantes de cabeza con precisión. Los robots, impulsados por inteligencia artificial, cortarían en el lugar adecuado y se asegurarían de que todas las funciones del nuevo cuerpo se mantengan intactas. También se menciona una atención postoperatoria integral y planes de recuperación personalizados.

Durante el procedimiento, se implantaría un chip en la columna vertebral del paciente para reparar neuronas dañadas y formar nuevas conexiones neuronales. Además, el paciente usaría una diadema BrainBridge, una interfaz cerebro-computadora que le permitiría comunicarse y controlar dispositivos con sus pensamientos.

Aunque la cirugía y el trasplante de cara descritos por BrainBridge no son reales, el proyecto se presenta como respaldado por destacados neurocientíficos e ingenieros, y financiado por inversores visionarios.

Al-Ghaili ha logrado nuevamente generar controversia y reflexión sobre los límites éticos y las posibilidades futuras de la tecnología en la biomedicina.

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