En medio de la tensión que ya existe entre las dos naciones, el departamento del tesoro sanciona a 19 ciudadanos y 5 empresas rusas por supuesta injerencia en las elecciones para favorecer a Trump.
Estas sanciones del gobierno de Trump contra el mandato de Vladímir Putin, llega tres días antes de las elecciones presidenciales en Rusia. Desde hace un mes, el fiscal especial del caso ruso, Robert Mueller, destapó la olla de las fake news, acusando a 13 ciudadanos y tres empresas rusas por el supuesto delito de haber orquestado una campaña, bautizada como Proyecto Latkha, destinada a ayudar a Donald Trump inmiscuyéndose en los comicios mediante el manejo de la opinión pública en las redes sociales.
Esta situación se suma al ataque con el envenenamiento mediante gas nervioso al ex espía ruso Serguéi Skripal y su hija en Reino Unido. Situación que EE UU, Francia, Reino Unido y Alemania han considerado en un comunicado conjunto como “la primera utilización ofensiva de un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial” y “un asalto a la soberanía británica” que “amenaza la seguridad de todos”. El secretario del Tesoro estadounidense, Steve Mnuchin, describió el envenenamiento como una prueba de la “conducta insensata e irresponsable” del Gobierno ruso.
Todo parece indicar que desde la casa blanca se prepara una escalada al mejor estilo de la recordada guerra fría. Sanciones a países de la región y europeos, guerra económica con impuestos exorbitantes al acero y aluminio, desafío a China como principal acreedor de la deuda estadounidense, se constituyen en las tácticas utilizadas por el empresario presidente Donald Trump quien parece saber muy bien cómo mover sus piezas en el tablero para alcanzar la estrategia de aumentar el poderío económico de su país.