La Expedición Malaspina, liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha demostrado que existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que coinciden con los cinco grandes giros de circulación de agua superficial oceánica.
Además de la ya conocida acumulación de basura plástica del Pacifico Norte, existen acumulaciones similares en el centro del Atlántico Norte, el Pacífico Sur, el Atlántico Sur y el Océano Indico. Sin embargo, las aguas superficiales del centro de los océanos podrían no ser el destino final de los residuos plásticos ya que, como indica un estudio de la Expedición Malaspina, grandes cantidades de microplásticos podrían estar pasando a la cadena alimenticia marina y a los fondos oceánicos.
Los resultados del trabajo, liderado por la Universidad de Cádiz, han sido publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
“Las corrientes oceánicas transportan los objetos plásticos, que se resquebrajan en fragmentos cada vez más pequeños debido a la radiación solar. Esos pequeños fragmentos de plástico, conocidos como microplásticos, pueden llegar a durar cientos de años y fueron detectados en el 88% de la superficie oceánica muestreada durante la Expedición Malaspina 2010”, explica el investigador Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz.
Según los autores del estudio, los resultados obtenidos por la Expedición Malaspina muestran que el problema de la contaminación por residuos plásticos tiene carácter planetario. Los principales residuos encontrados son polietileno y polipropileno, polímeros empleados en la elaboración de productos de uso diario como bolsas, contenedores de bebida y comida, utensilios de cocina y juguetes, entre otros.
“Estos microplásticos influyen en el comportamiento y en la cadena alimenticia de los organismos marinos, aunque, probablemente, la mayor parte de los impactos que está causando la contaminación por plástico en los océanos no se conocen aún”, añade el investigador.
“Nuestros resultados muestran que la elevada concentración de plásticos no es una característica única del Pacífico Norte, sino que ocurre en cada uno de los giros subtropicales” apunta el científico del CSIC Carlos Duarte, coordinador de la Expedición Malaspina. “Sólo una expedición global, como la Expedición Malaspina, podía alcanzar estos resultados y evaluar la abundancia global de contaminación por plásticos. La buena noticia es que la abundancia es mucho menor de la que se esperaba, pero el reto pendiente es averiguar dónde está el resto de los plásticos que entran al océano”, concluye Duarte.
La Expedición Malaspina
La Expedición de Circunnavegación Malaspina 2010, un proyecto dirigido por CSIC que integra a más de 400 científicos de todo el mundo, arrancó el 15 de diciembre de 2010 con la salida del puerto de Cádiz del buque de investigación oceanográfica Hespérides.
A bordo de este barco de la Armada Española y del buque Sarmiento de Gamboa, perteneciente al CSIC, los investigadores estudiaron durante nueve meses (siete a bordo del Hespérides y dos a bordo del Sarmiento) el impacto del cambio global en el ecosistema del océano y exploraron su biodiversidad.
Los científicos tomaron cerca de 200.000 muestras de agua, plancton, partículas de la atmósfera y gases en 313 puntos de los océanos Índico, Pacífico y Atlántico con profundidades de hasta 6.000 metros.
A bordo midieron la temperatura y salinidad, las propiedades de la superficie, la acústica de las corrientes marinas, la concentración de oxígeno y dióxido carbono en el mar y en la atmósfera y el alcance de la luz solar, entre otros parámetros.