El jugador portugués del Real Madrid dio una auténtica exhibición ante Osasuna en el Bernabéu y fusiló a los rojillos con dos cañonazos.
CR7 tenía, lejos de reservarse de cara al transcendental encuentro del próximo martes en Munich, ganas de demostrar que ya se encuentra en plena forma. El luso confirmó anoche que esa sensación que tenía al acabar el choque ante el Bayern en zona mixta en la que reconoció haber jugado con un ‘pelín’ de miedo, ya es historia. Ronaldo abrió el marcador a los seis minutos con un misil desde fuera del área que realizó una parábola imposible para cualquier portero. Durante todo el primer tiempo se hinchó a crear jugadas para sus compañeros y se le vio especialmente activo. Combinó con Marcelo, Isco, y Modric a la perfección siendo una auténtica tortura para la banda derecha pamplonica. Sirvió un par de balones de gol a Sergio Ramos que el de camas no pudo convertir. Tiró paredes con Di María y Morata y se movió por todo el frente de ataque.
Para la segunda parte dejó guardado uno de los goles más bonitos que la estrella de Madeira ha regalado a los madridistas. Cogió el balón pegado a la cal de la banda izquierda, se fue hacia el centro con una conducción precisa y realizó un par de amagos antes de sacar el fusil que tiene en la pierna derecha y enviarlo a la escuadra más lejana. Quitó las telerañas en un disparo pluscuamperfecto que ni un sólo portero del mundo habría alcanzado ni tan siquiera a rozar. Con los dos tantos de ayer, el portugués suma 30 dianas en liga y está empatado en la lucha por la bota de oro con Luis Suárez. Tras el gol de Ramos, con 3-0 en el marcador y el encuentro resuelto, CR7 se retiró ante un Bernabéu rendido a los pies de su estrella. Satisfecho y concentrado ya en la batalla que se cierne en Baviera, Cristiano metió miedo al Bayern. Que tiemble Munich que el bicho está de vuelta.