“El mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón”. En el segundo Via Crucis (rito católico que reconstruye y conmemora el camino de Cristo hacía el Golgota para ser crucificado) de su pontificado el Papa Francesco quiso dar un mensaje de esperanza. Delante del Coliseo y más de 40 mil fieles, el tradicional rito del Viernes Santo revivió el Calvario y la muerte de Jesús a través los dramas sociales del mundo de hoy: la violencia, la crisis economica, la desocupación. Bergoglio, en un discurso final que no estaba previsto quiso resaltar la vía de la confianza y la redención, también para los que sufren. “Todos juntos, recordemos a los enfermos, recordemos a todas las personas abandonadas debajo de la cruz hasta que encuentren, bajo el peso de la cruz la esperanza, la fuerza de la resurrección y el amor de Dios”, ha dicho. Palabras que retoman el argumento del discurso que realizó por la tarde, durante la conmemoración de la Pasión.

 El Papa, ha leído las 14 estaciones del Calvario, mientras  la cruz pasaba de mano en mano a cada pasaje: desde obreros e inmigrantes a empresarios. Detenidos y enfermos, grandes y pequeños. Paso a paso, la cruz se acercaba al punto más alto, al simbólico calvario de la muerte de Jesús. Para Papa Francisco la crucifixión recoge en sí misma “todas las injusticias perpetradas desde Caín a hoy”, “toda la amargura de la traición de Judas y de Pedro, la vanidad de los prepotentes y toda la arrogancia de los falsos amigos”, ha dicho Francisco en el discurso final.

 Además de la masa presente en el Coliseo, con las pantallas gigantes situadas en la zona de los “Fori Imperiali” el Via Crucis llegó en directo a más de 50 países conectados a Mundovisión. 

 

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