«La dama de oro» nos cuenta la historia de Maria Altmann y su conexión con El Retrato de Adele Bloch-Bauer pintado por Gustav Klimt.
El cine, además de ser una forma de expresión artística, se ha encargado de llevar a la audiencia de todo el mundo hechos reales de la historia, a veces con un contexto general y otras veces con un enfoque más puntual. Este es el caso de La Dama de Oro, una película británica estrenada en 2015, que muestra la odisea por la que Maria Altmann tuvo que pasar para recuperar la pintura de su tía, El Retrato de Adele Bloch-Bauer (1907), hecha por el fundador de la Secesión vienesa, Gustav Klimt.
La película narra la historia real de Maria Altmann (Helen Mirren), descendiente de una familia judía vienesa, quien, setenta años después de huir de Austria durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial, decide iniciar una batalla legal para recuperar el patrimonio robado a su familia, del cual es la legítima heredera. Con el apoyo del joven abogado californiano Randy Schoenberg (Ryan Reynolds), también descendiente de exiliados vieneses, Maria enfrenta numerosos obstáculos legales y la resistencia del gobierno austriaco. Durante su lucha, viajan a Viena en busca de pruebas y reciben la crucial ayuda del periodista Hubertus Czernin, quien descubre el testamento que confirma a Maria y sus primas como herederas legítimas de los cuadros familiares pintados por Klimt.
La mujer del «Retrato de Adele Bloch-Bauer»
Adele Bloch-Bauer, una destacada mecenas de las artes en Viena del siglo pasado, era la tía de Maria Altmann. Junto a su esposo, se relacionaba con figuras culturales como Brahms, Mahler y Strauss. Gustav Klimt pintó a Adele en dos ocasiones, y estos retratos terminaron en la Galería del Belvedere tras la Segunda Guerra Mundial.
Maria Altmann, quien nunca volvió a ver a sus padres tras una dramática huida de Austria, siempre sintió el dolor de haber dejado atrás su hogar y seres queridos. Cuando el gobierno austriaco anunció la restitución de obras de arte, Maria no dudó en reclamar lo que le correspondía, buscando así justicia y rendir homenaje a su familia.
Después de una larga y complicada batalla legal, el 16 de enero de 2006, un tribunal austriaco falló a favor de Maria Altmann, ordenando la devolución de las obras a ella, la legítima heredera. Actualmente, El Retrato de Adele Bloch-Bauer se exhibe en la Neue Galerie de Nueva York.