El próximo 30 de enero, Portugal celebra elecciones parlamentarias. La votación llega después de que el jefe del Estado, Marcelo Rebelo de Sousa, disolviera las instituciones al fracasar la votación de los presupuestos para 2022.

El pacto de izquierdas que había hecho posible formar un gobierno en el país rompió su acuerdo. El Partido Socialista perdió los apoyos del Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués y no fue posible sacar adelante los presupuestos anuales.

Ante tal situación, Portugal se vio obligada a convocar elecciones. Estas llegan en medio de la sexta ola de contagios por coronavirus y cuando el país detecta 30.000 casos diarios. Se teme que la participación en la votación se vea afectada.

Por ello, los principales candidatos han hecho una fuerte campaña por la votación anticipada, que se celebró el pasado día 23. Aún así, el Estado ha propuesto una franja horaria, de 18 a 19 horas, para que todos aquellos casos positivos puedan ejercer su derecho al voto.

El actual primer ministro, Antonio Costa, arrancaba la campaña con la idea de gobernar de manera independiente, sin tener que depender de otros partidos. Sin embargo, ahora ha admitido que cree que ni su partido, el socialista, ni el Partido Social Democrático conseguirán mayoría absoluta el próximo domingo.

Ante este posible resultado, la solución pasaría por hacer pactos para gobernar. Las últimas encuestas conceden una ligera ventaja al PSD y su candidato Rui Rio. Los conservadores conseguirían el 34,4% de los votos frente al 33,8% del partido socialista.

Pese a que la vcitoria se disputa entre el bipartidismo habitual de Portugal, se espera que la extrema derecha se convierta en la tercera fuerza política. Los partidos minoritarios serán clave para que Costa repita legislatura o que Rio se convierta en el nuevo primer ministro.