Un golazo de Mario Gotze en el minuto 113, enterró las ilusiones argentinas y convirtió a Alemania por cuarta vez en la historia campeona del mundo.
El fútbol no había acompañado a Gotze durante este mes en Brasil. Curiosamente partía como titular indiscutible tras la baja por lesión de Reus, sin embargo tras un flojísimo primer encuentro ante Portugal, el futbolista del Bayern fue relegado al banquillo por un Khedira muy fiable y mostrando una gran versión. Pero el destino tenía reservado un hueco especial para el joven mediapunta. En el calentamiento previo a la final se lesionaba Khedira, lo que hizo que Joachim Low diera entrada a Kramer. Éste también se retiró del campo lesionado a la media hora tras un fuerte golpe en la cara, lo que dio entrada a Schürrle. Con esta plaga de lesiones, Low vio en Gotze su arma letal para la prórroga y le puso sobre el césped en el minuto 88. Lo que ni el propio Gotze se esperaba es lo que pasó a continuación. En ese minuto 113, una enorme jugada de Schürrle por la izquierda acabó con un centro al primer palo que Mario se encargó de controlar con el pecho, y sin dejarla caer cruzó con la pierna izquierda batiendo a Sergio Romero entrando por la puerta grande de la historia del fútbol alemán.
De ahí al final, Argentina lo intentó sin suerte ni fuerzas. Bien es cierto que durante el encuentro, los alemanes llevaron el peso del juego y el control del balón gozando de alguna clara ocasión como la de Howedes justo antes del descanso cuando estrelló un cabezazo en el palo de la portería defendida por Romero. Pero no hay que desmerecer a Argentina, que con su solidez defensiva, su solidaridad en las ayudas y su buen hacer, estuvo a punto de llevarse la Copa a casa si hubiera aprovechado alguna de las tres clarísimas ocasiones de que dispuso. La primera y más clara estuvo en los pies de Higuaín, que se plantó sólo ante Neuer tras un error de Kroos en la entrega, pero el ‘pipa’ la echó fuera. En la segunda parte fue Messi, desaparecido toda la final el que cruzo en exceso también en el mano a mano ante el guardameta alemán. La última gran ocasión fue de Rodrigo Palacio, que intentó batir por arriba en la salida a Neuer pero la mandó fuera. La final la pudo ganar cualquiera pero siendo honestos, el fútbol fue justo y proclamó campeón del mundo a la mejor selección de este campeonato.