Mónica Lewinsky rompe su silencio sobre su relación con el presidente americano Bill Clinton diez años despuès. Una historia que insiste fue “consensuada” y sin embargo le ha costado “la humillación global”. La interina más famosa del mundo reaparece en un momento en el que los Estados Unidos, y en parte todo el mundo, esperan la decisión de Hillary Clinton. Aun está en el aire su candidara para las próximas elecciones presidencials del 2016.

Admite que ha estado en silencio todo este tiempo por miedo a relacionarse con la campaña de Clinton a la Casa Blanca. Y se pregunta “¿puedo parar mi vida durante otros 8 o 10 años?”, dejando entender que no sabe si conseguir  callar en caso que la Ex Primera Dama se presente como sucesora de Barack Obama.

En un letra enviada a la revista de Vanity Fair, la secretaria explica còmo sintio la obligacion de hablar tras el suicidio de Tyler Clementi, un joven que acabo con su vida cuando se hizo publico un video suyo bes ndose con otro hombre. Asi la ex interina de la Casa Blanca, ahora una mujer de cuarenta años, retoma el tema del “sexgate”, que comenzo en 1995 cuando trabajaba en la Casa Blanca y que le ha cambiado vida, “para ayudar a todos los que sufren despues de haber soportado una gran humillación”.

Recuerda como su madre temia por su vida, pensando que pudiera llegar a sucidarse. Ahora es el momento de “quemar el traje azul”, refiriendose al uniforme en el que quedaron inmortalizadas las pruebas del encuentro sexual con el hombre mas potente del mundo.

Después de unos años de depresion y de probar el camino de la moda con una colección de bolsos decidió cambiar de continente americano por la vieja ingleterra donde se licenció en Psicologia Social en la London School of Economics. Desde entonces no ha vuelto a conceder entrevistas o hacer declaraciones, pero reconoce que ha rechazado contratos de trabajos que le habrian ofrecido 10 millones de dólares.

 

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