Los resultados de un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han indicado que el ADN recuperado del interior de una calabaza y que había sido atribuido al rey francés Luis XVI en realidad no pertenece al monarca guillotinado en 1793.
Según ha destacado el CSIC, la secuenciación del genoma completo apunta a que los restos de sangre corresponden a un varón de ojos marrones, en lugar de azules como Luis XVI, y de menor estatura, tal y como señala el trabajo publicado en la revista Scientific Reports.
âCuando se descifró el cromosoma Y de tres Borbones vivos y vimos que no coincidÃa con el ADN recuperado de la calabaza en 2010, decidimos secuenciar el genoma completo y hacer una interpretación funcional para ver si el propietario de la sangre podrÃa ser realmente Luis XVIâ, ha explicado el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, del Instituto de BiologÃa Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra).
El análisis funcional del genoma se basó en dos puntos principales, la lÃnea genealógica y el aspecto fÃsico, y en ambos el resultado fue negativo. Según los registros históricos que se remontan a sus 16 tatarabuelos, Luis XVI poseÃa una lÃnea genealógica muy heterogénea en la que predominaban los ancestros centroeuropeos, principalmente originarios de la zona que hoy en dÃa es Alemania y Polonia, mientras que el genoma recuperado en la calabaza pertenece a un individuo con un claro componente francés e italiano.
En cuanto a la apariencia fÃsica, el ADN secuenciado apunta a una estatura media en Francia en aquella época y ojos marrones, cuando los retratos y los relatos históricos describen a Luis XVI como el hombre más alto de la corte y con los ojos azules.
âMás allá del hecho anecdótico de si el ADN pertenece o no a Luis XVI, presentamos aquà el primer genoma de un periodo histórico reciente. Las técnicas empleadas serán útiles en los estudios forenses, donde más allá de recuperar unos marcadores genéticos informativos, se podrá trabajar con genomas completosâ, ha añadido Lalueza-Fox.
Según las crónicas de la época, fueron muchos los ciudadanos que subieron al cadalso en el que se habÃa ejecutado a Luis XVI para mojar sus pañuelos en la sangre del monarca y guardar asà un recuerdo histórico. En 2010, un estudio coordinado por Lalueza-Fox analizó la sangre procedente de uno de esos pañuelos, que habÃa manchado el interior de la calabaza, decorada con los retratos de los protagonistas de la Revolución Francesa, en la que se habÃa guardado. Aquel estudio constató que la sangre pertenecÃa a un varón europeo y cuyo linaje paterno era muy difÃcil de encontrar en las bases de datos genéticos actuales.