Una teoría muy popular, especialmente entre los filósofos y escritores de sci-fi, es que el ser humano no podrá escapar su planeta por la cantidad de escombros o ‘basura espacial’ que ira a producir.

La lógica es sencilla, mientras más satélites lancemos al espacio y consigamos colocar en órbita, más difícil será evadirlos para salir del planeta. Pero la teoría no queda ahí sino que propone que mientras más objetos hayan en órbita mayor es la posibilidad que estos colisionen.

Es la colisión en este caso hipotético la que representa la mayor de las amenazas puesto que si dos objeto chocan desprendiendo pedazos de metal en todas partes, esto podría desencadenar en un efecto domino destruyendo a todos y cada uno de los aparatos que se encuentran en la órbita.

Aumentando su velocidad con cada giro a la tierra, el escenario final es un escudo hecho de chatarra volando a velocidades capaces de perforar cualquier tipo de aeronave que intente escapar del planeta azul.

Esta teoría ha comenzado a ser apoyada por la comunidad científica en recientes años después que se proyectar un incremento de hasta cuatro veces más en los años por venir. A los 8,000 satélites que habían hace unos años, se le suman otros potenciales  400,000 que han sido aprobados para ser puesto en las órbitas más pegadas a la tierra.

La famosa compañía espacial, SpaceX, de la que Elon Musk es propietario anunció que lanzaría por cuenta propia alrededor de 44,000 satélites para su constelación de internet Starlink.

A pesar que aún falta tiempo para que el escenario descrito arriba empiece a hacerse realidad, hay algunas otras repercusiones que ya se están empezando a sentir.

Los astrónomos se han empezado a quejar porque las luces de los satélites en orbita están causando dificultades para poder ver las estrellas desde los telescopios. Así mismo, el internet de los satélites ha demostrado poder interferir con la radio de los telescopios.

Como si fuera poco, los científicos ya han empezado a registrar movimientos impredecibles de parte de algunos satélites. El 27 de enero, por ejemplo, una ‘casi’ colisión podría haber producido  una serie de escombros potencialmente peligrosos.

De igual manera, LeoLabs, compañía especializada en monitoreo de satélites y detección de colisiones, detectó un cuasi accidente entre dos objetos soviéticos inactivos, el cuerpo de un cohete y un satélite espía desaparecido.

Fueron 10 metros por los que los satélites no colisionaron, de haberlo hecho se hubiera desatado el potencial caos.

Tony Tyson, profesor de física y astronomía en la Universidad de California, dijo que el cielo en 2030 estaría «lleno de satélites en movimiento» y la cantidad de estrellas visibles sería mínima según The Independent.

A todo esto, se suma también la cada vez menor posibilidad de contactar vida extraterrestre por la cantidad de ‘basura’ dificultad la observado y obstruye el sonido.

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