Considerada la obra maestra del dramaturgo estadounidense Tennesse Williams, ‘Un tranvía llamado Deseo’ o Streetcar named Desire (en su título original) fue estrenada en 1947.
Ganadora del Premio Pulitzer en la categoría Drama, la obra de teatro se convirtió en un clásico mundial trascendiendo no solo las fronteras y los idiomas, pero también el tiempo.
Es así que la adaptación de esta obra situada originalmente en Nueva Orleans llegó al otro lado del océano atlántico llegando a ser exhibida en algunos de los teatros españoles más condecorados de la mano de directores de renombre nacional como Mario Gas.
En una representación de la condición humana, narrándola desde el maro de las diferencias sociales, la marginación del que es diferente e incluso de quien se atreve, explorando y tratando de saldar las necesidades emocionales, el querer ser amado, o esclareciendo las razones de las luchas por la supervivencia, Williams lanzó un llamado de socorro que siga hasta hoy en día siendo poderoso y relevante.
Cuando la obra fue exhibida en España el personaje principal Blanche fue interpretando por Vicky Peña, Roberto Álamo como Stanley, Ariadna Gil como Stella y Alex Casanovas como Mitch. Los personajes encarnados se ven movidos, motivados y estimulados por el deseo y únicamente el deseo. Pero un deseo diferente de cada uno, informado por sus historias limitado por las mismas. En una lucha por romper con estas cadenas y cumplir aquellos deseos, sueños y ambiciones la obra se carga de un drama reflexivo, sombrío, y excitante.
La obra empieza con la llega de Blache a la casa de su hermana Stela donde pretender poder descansar, encontrar la paz y la tranquilidad. Sin embargo, un complejo triángulo de complejas relaciones personales irrumpe con estas expectativas. Stela vive con su marido, un rudo obrero de origen polaco, en un ambiente que si bien es decente se encuentra en un barrio de inmigrantes decadente al cuál se llega solo a través de la línea Deseo.
Su lugar dentro del teatro estadounidense es apreciado. Sin embargo, en ella solo se ha basado una película, en 1951, protagonizada por Marlon Brandon y Viven Leigh; una película que se volvió un clásico en sí mismo. Hubo algunas otras adaptaciones como la ópera-balle de 1995 compuesta por André Previn o la breves apariciones en algunas series de televisión como Omnibus en 1955 donde fueron interpretadas algunas cuantas escenas y una versión televisiva dirigida por Gleen Jordan en 1995 en donde Baldwin fue nominado a un globo de oro por mejor actor, pero no gano.
La obra concluye con el descenso de Blanche a la locura después de ser violada y mortificada por una realidad que no consigue entender y a la cuál no parecer pertenecer. El cambio de paradigma sujeto también al contexto histórico hace de esta conclusión un evento a ser interpretado por las generaciones futuras.