Daniela Lourdes Falaga fue recientemente nominada a la secretaria nacional de la ARCIGAY, una de las asociación de promoción social por la comunidad LGBT más grande de Italia.

Transexual y con una impresionante trayectoria en la lucha por los derechos de los homosexuales en Italia, la nueva integrante de la organización parece encajar perfectamente en su cargo.

Sus méritos, sin embargo, terminan siendo incluso mayores y altamente simbólicos; Daniela, nacida como Raffaele, fue el hijo primogénito de un capo (jefe) de la violenta mafia de la camorra; el conocido clan Falaga, de Nápoles.

Tras su nominación y ascensión al cargo, Daniela se expresó diciendo:

 «Es una gran emoción. Fue un congreso importante, por primera vez se eligió una presidenta y por primera vez se decidió cuidar lo que venimos haciendo en Nápoles desde hace mucho tiempo: la lucha contra las mafias, asistencia a los presos, la batalla diaria por la legalidad».

Tanto su cargo como su posición reflejan un quiebre radical con el estilo de vida que llevaba su padre y parte de su familia. No ha sido una vida fácil para Daniela puesto que además de pasar de hombre a mujer, y todo lo que eso implica, también se vio afectada por la pobreza y una vida con tintes bastante violentos.

Sus padres se divorciaron cuando era pequeña y vivía la mayor parte del tiempo con su madre, aunque ‘’me obligaba a pasar todos los findes de semana con mi padre’’ recuerda la activista.

‘’ Fue una infancia de negación total. Sin juegos, sin alegría, sin la emoción de la investigación. Una infancia marcada por quienes no aceptaron el predominio de una sensibilidad diferente. Para ese mundo, fuertemente marcado por el machismo, yo representaba lo inaceptable».

Por otro lado, su padre parecía ignorarla, ‘no considerarla’, jugaba con otros niños menos con ella, de su segundo matrimonio tuvo cuatro hijos. Al mismo tiempo, la escuela siempre resulto un calvario, sin miedo a su padre, sus compañeros le hacían bullying por ello, y al querer entrar a la universidad no lo consiguió por falta de dinero.

A los  17 puedo por fin empezar su camino hacia la transición, fueron 10 años los que le tomó poder cambiar su historia por cocmpleto tanto de su linaje como de su sexualidad. Finalmente encontrado en la asociación brazos abiertos que la acogieron y donde pudo adoptar la lucha por los derechos LGBT como la suya, además de redimir las inocentes muertes ocasionadas por la Camorra.

Sobre este último tema Daniela comenta:

 «Seguiré haciendo lo que ya vengo haciendo desde hace años por los presos y por todos aquellos que necesitan otra oportunidad, una oportunidad. Nos aseguraremos de que el tema de la violencia sea siempre una prioridad. Especialmente para los jóvenes que debemos aprender a escuchar porque es la única manera de involucrarlos y hacerlos entrar en dinámicas democráticas. Es el reto más importante, una batalla cultural».

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