El porno es un tipo de entretenimiento que está cobrando aún mayor cotidianidad en la sociedad actual. No que no haya nunca gozada de popularidad, el arte erótico y las referencias graficas al acto sexual se pueden encontrar en todas las civilizaciones de la historia; basta con echar un vistazo a los mosaicos de Pompeya o a los jeroglíficos Incas.

Sin embargo, antes de continuar hemos de hacer una importante distinción: la pornografía no es lo mismo al arte erótico. Sin profundizar mucho en el tema, lo erótico refiere a la provocación de los sentidos, las referencias al acto sexual, pero de manera que deje a la imaginación haciendo la mayor parte del trabajo. Por su parte, la pornografía es mucho más explícita y – para algunos – carece de esa dimensión artística que muchos otros trabajos con desnudos o que representan el acto sexual tienen. Es en este debate donde se posan pregunta como: ¿Son los desnudos en los cuadros de los museos considerados pornográficos? ¿Cuál es la diferencia entre una mujer desnuda posando para un calendario de cerveza vs. ¿Una escultura de exactamente lo mismo?

Una manera simple de responder estas preguntas es concentrándose en el propósito de la obra, la naturaleza de la misma (el contenido) y las reacciones que producen en el espectador. La pornografía como tal busca entretener al espectador tratando de producir un tipo de respuesta física (excitación) a través de la representación del actual sexual en su forma más gráfica; i.e. los genitales y la penetración.

En ese sentido, la pornografía es una industria relativamente nueva que surge, según algunos autores, en la Inglaterra del 1800’s cuando los exploradores ingleses con la ayuda de la nueva tecnología de las cámaras fotográficas empezaron a vender fotografías de las mujeres negras que andaban desnudas en sus colonias. Esto causando gran revuelo entre un público varonil, casto y completamente subordinado a dios. Recordemos que en esa época las mujeres no eran permitidas ni siquiera de mostrar los tobillos.

Con la revolución sexual de los 60’s el sexo se hizo parte de la cultura popular y desde esos primeros conciertos e manifestaciones hippies es que se desarrolló una industria destinada a explotar los impulso más primitivos del hombre al mostrar al cuerpo como un objeto que produce gratificación virtualmente inmediata.

No hemos de sorprendernos, por tanto, que hoy en día, con la llegada de los teléfonos móviles y el internet de alta velocidad el porno se haya desarrollado a niveles nunca antes visto. Alguno datos estiman que alrededor del 32% de todo lo que se encuentra en internet está relacionado con la pornografía en alguna de sus variantes. La pornografía no solo ha llegado a un número cada vez mayor de espectadores, pero también se ha apoderado de gran parte de las redes y medios que no están directamente vinculados a ese mundo. Hablamos de una forma efectiva de vender productos y sencilla de llamar la atención, las palabras ‘el sexo, vende’ siguen siendo tan relevantes hoy como lo fue hace diez años.

Siguiendo esta lógica sucesión de eventos, la pornografía evoluciono para adaptarse a las nuevas dinámicas de las redes sociales, sumado a una lógica capitalista, terminó convirtiéndose en un suceso mucho más complejo y con diversas aristas. Los sitios porno de hoy en día cuentan ya con la opción de crear perfiles en donde no solo se te aconseja que ver – dependiendo de tus gustos – pero que además te permite subir tus propios videos en línea.

De ahí que sale la tan famosa pagina OnlyFans, en donde muchas personas – en particular mujeres – están consiguiendo hacer fortunas a raíz de la venta de contenido pornográfico a un número aparentemente interminable de usuario. Es un mercado que parece no se saciará pues todo lo que es nuevo vende y mientras haya personas en el mundo habrá siempre nuevas caras que ver o, mejor dicho, cuerpos.  

El porno también está cambiando los hábitos sexuales de miles de personas, así como generando una tolerancia a ciertos estímulos.  Debido a la gran cantidad de pornografía disponible las personas, al aburrirse de lo convencional, comienzan a buscar cada vez más cosas más extremas y lo que es más terrorífico es que el internet se las dará.

Una reciente publicación de los gustos y preferencias de los usuarios del sitio web PornHub, muestra las categorías ‘favoritas’ o más buscadas por el sexo femenino en oposición al masculino. Mientras que en los hombres prevalece la categoría ‘Teen’ en las mujeres es la categoría de ‘Lesbian’ la que resulta como la mas buscada, seguida de Gay (male) y también ‘Teen’ en el tercer lugar. Para los hombres la segunda categoría más buscadas es MILF y la tercera Mature.

A cada quien, con sus gustos, fetiches y preferencias sexuales, sin embargo, pienso es necesario señalar o traer atención al hecho de que en ambos casos la categoría Teen está dentro del top 3. Esto es preocupante pues se podría decir que se está promoviendo la infantilización del acto sexual. ‘Mientras más jóvenes mejor’ es lo que se lee entre líneas, no que la correlación sea exacta como decir que los juegos de guerra hacen a los gamers violentos, pero es algo que definitivamente deberíamos darle un tiempo para pensar.   

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