Vimos como la mayoría de las economías a nivel mundial están todas orientadas únicamente al crecimiento tanto como respuesta a nuestro problemas actuales, así como formula para crear un mundo más próspero. En el anterior articulo explicamos como estaba lejos de ser el caso pues la economía del crecimiento devasta los recursos del planeta, desbalanceado su delicado ecosistema, lleva a la precarización de la vida en los niveles más bajos de la pirámide económico-social, además de alienar cualquier otra alternativa al ser ‘adictiva’ debido a la manera en cómo se a erguido el sistema económico, político y social del mundo.

Como solución a esta problemática la economista Kate Raworth ha propuesto un modelo. El cual incluye una serie de indicadores que se alejan y ser resisten a tratar el dinero como métrica para medir el progreso y prosperidad. Este nuevo tablero que curiosamente tiene la forma de un donut (abajo) tiene a los recursos naturales emanando de adentro hacia afuera, y el hueco del centro está ocupado por toda la gente a quienes les falta los elementos esenciales de la vida. Estos son clasificados como comida, salud, educación, participación política y vivienda; las cosas esenciales necesarias para tener una vida digna y con oportunidades. En lo posible se espera que no haya personas en el interior de este círculo, que podamos sacarlos a todos de ahí para que entren al otro pequeño circulo verde que esta encima.

Una importante e ineludible regla es que para sacar a estas personas del centro no podemos salir del circulo de afuera que circunda el circulo verde, este es nuestro ‘ceiling’ ecológico. Salir de él significaría explotar más a nuestro planeta de lo que puede soportar; crearíamos un desglose climático, los océanos se acidificarían, nuevos huecos en la capa de ozono se abrirían…destruyendo nuestro planeta que por más de 40,000 años nos ha dado todo lo necesario para vivir.

El punto perfecto en esta nueva dinámica es un balance entre la base y el ‘ceiling’ poniendo al ser humano y los otros seres vivos en un ‘sweet spot’ o posición ideal. Tristemente al día de hoy son muchos las disparidades visibles a partir del modelo; son millones las personas que aún carecen de las necesidades básicas mientras nos hemos excedido en por lo menos cuatro de esos límites planetarios. La lógica del crecimiento, como respuesta a todo, nos hecho creer que ante la desigualdad que nace del mismo crecimiento hemos de seguir creciendo y no redistribuir. Lo mismo con la polución; no tratemos de regularla pues más crecimiento eventualmente limpiará todo, pero esto no ha ocurrido no va a ocurrir.

Necesitamos economías que sean regenerativas y redistributivas por diseño. Bajo la lógica actual gastamos recursos naturales en producir algo, lo usamos (muchas veces por una sola vez,) y luego lo botamos. Esto lógicamente nos descoloca y sitúa por defuera del ‘ceiling’, fuera de los limites planetarios. Precisamos economías que trabajen con y desde los ciclos naturales del planeta, de manera que los recursos no sean consumidos hasta su desaparición pero que puedan ser usados una y otra vez. Por ejemplo: la energía solar, cuya lógica sigue la idea de que lo que es basura para uno es comida para el otro. Felizmente ciudades alrededor del mundo ya están haciendo esto, Oslo y Hobart, por ejemplo, generan gran arte de su electricidad a través de la energía solar, viento y las olas. Ámsterdam y Londres están comenzando a aplicar teorías de la ciudad circular para que los desechos de una sean, efectivamente, el combustible de otra. Esto es a lo que uno se refiere como economías regenerativas por diseño.

De igual manera, debemos apuntar a que sean distributivas por diseño. Esto también lo estamos consiguiendo, hoy más que nunca tenemos la distribución y expansión de la tecnología y el conocimiento; a través de nuevas invenciones como las impresoras 3D y la difusión de la propiedad intelectual a través de libros y documentos ‘open-source’ y las comunidades globales que se han formado gracias al internet. Ya no parece tan perentorio maximizar la tasa de ganancias de los shareholders si son comparadas con todas las nueves empresa sociales creadas para crear otras – múltiples – formas de valor y compartirlo con todos a través de sus redes. Si podemos hacer esto con productos y servicios, ciertamente podemos aplicar el diseño distributivo para asegurar salud, educación, energía, participación política etc. para todos.

Debemos, por último, hacer nuestro mejor esfuerzo por desmaterializar la economía. El crecimiento constante se debe en gran parte a nuestras conductas consumistas que exigen cada día algo nuevo para comprar, algo que debe ser producido y que deja una marca en el medio ambiente. Nada puede crecer para siempre y en muchos casos tampoco es bueno. Imagínense que un cuerpo saludable, completamente funcional, un día de pronto vaya al doctor diciéndole que siente que algo le está creciendo en páncreas, venimos a tomar eso como algo malo. Y es verdad, cuando algo funciona perfectamente no existe necesidad de añadirle nada, más crecimiento significaría la destrucción de ese balance que hasta ahora lo hizo funcionar perfectamente.

Necesitamos invasión, social, política y financiera que nos permita superar esta dependencia estructural en el crecimiento para que podamos concentrarnos en prosperar y balancearnos entre los limites sociales y ecológicos que vemos en el modelo de Raworth.

Finalmente, si los limites crees que te limitan piensa de nuevo. Es a través de los límites que el potencial de la humanidad se puede verdaderamente liberar, pensemos en Kimi Hendrix y una guitarra de solo 6 cuerdas, o Roger Federer en una cancha medida. No podemos quererlo todo pues la verdad es que ya lo tenemos.

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