La comida no se bota.  Hace tan solo un par de semanas el gobierno socialista de Pedro Sánchez aprobó un proyecto de ley que tiene, como principal objetivo, evitar y reducir el desperdicio de alimentos en un drástico 20% a partir del 2023. El diseño de ley cuenta con diversas propuestas las cuales involucran tanto a las pequeñas y grandes empresas. Estas se verán en la obligación de aprovechar al máximo los alimentos no vendidos o lo que reste de ellos. Productos como la fruta, por ejemplo, deberá ser transformada en mermelada o jugo. Los restaurantes, deberán seguir obligatoriamente la práctica del ‘’Doggy bag’ o que es lo mismo, llevarse la comida que sobre del mismo plato a casa. Con esta iniciativa se espera crear una escuela entre los países europeos para que estos puedan aplicar regulaciones similares en sus territorios.

El ministro de Agricultura, pesca y alimentación de España, Luis Planas, explica que el nuevo instrumento a ser adoptado por parte del gobierno modificara los procesos en la cadena alimentaria en particular en los puntos en la que esta demuestra evidente ineficiencia.

Siendo inspirada en la economía circular, el proyecto de ley, cuyo título oficial lee: ‘Proyecto de Ley sobre la prevención de la perdida y desperdicio de alimentos’, puede ser entendido dentro de un sólido plano ético además de comunitario y sostenible. Esto se debe a que en el también podemos encontrar proyectos colaborativos que tejen lazos comunicacionales entre los restaurantes, las organización de barrio y los bancos alimentarios.

La multa es posiblemente lo que más peso le da a esta ley pues si llegase a incumplir, el infractor se vera obligado a pagar hasta 500 mil euros. Este avance en materia de desperdicio y en pos de la sostenibilidad es un gran ejemplo y referente para la cruda realidad que circunda el mundo del consumo de alimentos; son 1.300 toneladas de comida (31kg pro capite) que se botan al año por parte de los ciudadanos.

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