La princesa holandesa celebró sus 18 años en medios de crisis por omicrón.

Amalia de Orange, heredera del trono de los Países Bajos cumplió la mayoría de edad. Lo festejó en medio de la pandemia, evitó una fiesta multitudinaria. Según se trato de una reunión discreta con 21 personas el pasado sábado 11 de diciembre. La fiesta tuvo lugar en el jardín del palacio Huis ten Bosch.

Al parecer se siguieron medidas al pie de la letra, los invitados estaban vacunados y se realizaron pruebas Covid antes de la fiesta.

Sin embargo, hay rumores de que en la celebración hubo al menos 100 invitados. La fiesta, que en un inicio se mantuvo en secreto salió al público en esto días y se abrió a un tema de debate público.

La fiesta de la princesa se celebró durante la ola de la variantes ómicron, la cual tiene a los Países Bajos en confinamiento desde finales del mes de noviembre. Ahora los clubes, restaurantes, cafés y deportivos cierran a las 5:00 de la tarde.

Además de prolongaron las vacaciones escolares de navidad una semana más. Se pidió a la gente trabajar desde sus hogares y no está permitido recibir más de 4 personas en casa. Esto dado a que los índices de infección no parecer bajar y están evitando entrar en confinamiento total, como al inicio de pandemia.

La princesa holandesa celebró sus 18 años

Entonces ¿Cómo se le ocurre al rey Wilem-Alexander festejar a su hija en el palacio? ¿Será falta de juicio común? Al dar una fiesta así, viola las reglas y pone en maifiesto la enorme diferencia que existe entre la vida de la familia real y el resto fuera del palacio. Al parecer el rey pone por encima su privilegio de la realidad de la crisis sanitaria.

Según el rey, no fue una fiesta en el palacio, sino en un parque, el parque que se encuentra justo a espaldas del palacio. Este razonamiento es ilógico y despertó mucho descontento. Ya que el parque es parte del palacio y no solo eso, sino que su decoración costó 60 millones de euros. El doble de los 30 millones presupuestados.

El parque no es para acceso público, se encuentra dentro de la residencia real, es vigilado por cámaras y la policía militar. Al filtrarse la información la población expresó su descontento y toco una parte sensible. Como respuesta, el jueves 16 de diciembre el primer ministro escribió una carta al parlamento diciendo que el rey piensa » que no fue una buena idea» organizar la fiesta. Willem-Alexander no habló más del tema y dio fin al asunto.

Pero esta no es la primera vez que el rey rompe las reglas, durante la pandemia el año pasado la familia real se fue de viaje en medio del confinamiento. Unas lindas y relajantes vacaciones de una semana en su vila de lujo en la isla griega de Peloponeso. Con yate y puerto privado disfrutaron de su estancia a pesar de ir en contra de las instrucciones del gobierno de no viajar.

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