El pasado viernes por la mañana en Texas, Estados Unidos, un niño de tres años de edad disparó a su hermano pequeño de 8 meses, en el estómago, con una pistola que pertenecía a la familia y según las autoridades estaba dentro de la casa, en un espacio donde el niño tuvo fácil acceso a ella.
Al escuchar el disparo, cuatro adultos que estaban en la casa se percataron de lo que había ocurrido y trasladaron al bebé hasta el Memory City Medical Center, pero no hubo nada qué hacer. El pequeño falleció. El personal del hospital llamó al número de emergencia (911) para reportar el caso, debido a que la familia no había querido hacerlo.
El arma fue encontrada dentro del vehículo en el que se trasladaron al centro sanitario. La subdirectora del Departamento de Policía de Houston, Wendy Baimbridge, aprovechó para enviar un mensaje de reflexión a los ciudadanos: «Solo quiero suplicar a los padres y tutores que no permitan que nadie en la casa pueda acceder a sus armas de fuego. Guárdenlas bajo llave. Hay cosas que puedes hacer para que esa arma sea segura».
No es la primera vez que las armas dan evidencia de su riesgo. Precisamente en Texas, en octubre de 2020, un niño, también de 3 años, se disparó en el pecho durante su fiesta de cumpleaños. Al parecer, la pistola se habría caído del bolsillo de alguno de los asistentes, el niño la encontró y se dispuso a jugar con ella, sin saber que estaba cargada.