La Organización de las Naciones Unidas alerta del aumento de niños migrantes que cada día cruzan la selva del Darién en su ruta hacia Estados Unidos. La ruta migratoria que atraviesa esta zona entre Panamá y Colombia es una de las más peligrosas del mundo debido a su terreno montañoso, la fauna y los insectos. Además, la presencia de organizaciones criminales en la zona expone a los migrantes a constantes peligros.
El flujo migratorio que atraviesa la selva de Darién se ha visto aumentado en los últimos años y, pese a haberse frenado por la pandemia, la situación continúa agravándose. Según informa Unicef, el número de menores de edad que viajan hacia el norte “se ha multiplicado por más de 15 en los últimos cuatro años”.
Desde 2017, más de 46.500 migrantes han atravesado esta ruta migratoria, de los cuales 6.240 eran menores de edad. A diferencia de otras rutas, el perfil de los migrantes que cruza la selva de Darién no es el de un hombre soltero en busca de trabajo, sino el de familias enteras que huyen de la pobreza y la violencia.
La selva tropical de Darién es la única vía de acceso para los migrantes que viajan por tierra hasta Estados Unidos. La directora de Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough, ha relatado cómo ha visto “a mujeres salir de la selva cargando a sus bebés en brazos después de caminar durante más de siete días sin agua, comida ni ningún tipo de protección”.
La crisis económica derivada de la pandemia por Covid-19 está empeorando la situación migratoria irregular en todo el mundo. En América latina, este factor junto a la violencia y el cambio climático está fomentado que familias enteras se arriesguen en busca de una vida mejor.