Las estatuillas de oro de los Oscar tienen un brillo especial. No es una manera de hablar. Cuando un actor o director famosos elevan triunfantes la estatuilla tienen en sus manos el producto de décadas de investigación espacial, una tecnología que actualmente se usa en las sondas espaciales que viajan a Marte.

Las estatuillas de los Oscar no son de oro macizo. En origen eran de bronce recubierto de oro. Con el paso de los años, la estatuilla pasó a confeccionarse en una aleación de estaño más resistente. Después se recubre de varias capas de cobre, níquel y finalmente de oro de 24 quilates.

 

El oro es un material resistente, pero los Oscar llevan celebrándose casi cien años. Con el paso del tiempo, algunos galardonados comentaron que sus estatuillas estaban perdiendo lustre. En el año 2016, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas que entrega los premios decidió probar algo nuevo y contrató los servicios de Epner Technology, una compañía que llevaba más de 30 años trabajando para un cliente muy singular: la NASA.

El oro es un material muy valioso para las agencias espaciales no por su encanto como producto de joyería, sino por sus propiedades. El oro es un metal inerte, no se oxida como el hierro o el cobre. Además, tiene una excelente capacidad para reflejar radiación de infrarrojos. Esa es la razón por la que telescopios espaciales como el James Webb tienen su detector de infrarrojos MIRI y sus espejos recubiertos de oro. Otras herramientas como el altímetro de la sonda Mars Orbiter también esta chapado en oro.

Pero recubrir una pieza de oro no es tarea fácil. Tradicionalmente se empleaba un método de sublimación que consiste en vaporizar el oro para que se deposite sobre el objeto en forma de fino polvo. El método es bueno, pero no perfecto. El oro pierde parte de su reflectividad, y además se vuelve frágil. Una pequeña escama de oro que se desprenda de un instrumento de precisión puede suponer el fallo de una misión. La NASA necesitaba algo mejor.

Epner Technology trabajó con la agencia durante los años 70, 80 y 90 hasta perfeccionar un método de electrochapado que emplea haces láser para depositar el oro sin que pierda brillo ni resistencia. El sistema ajusta la corriente eléctrica para que el chapado se realice con átomos de oro puro más comprimidos. El resultado es una cobertura tres veces más resistente que el oro tradicional y capaz de resistir las durísimas condiciones del vacío espacial.

Esa misma tecnología es la que recubre termómetros de precisión, detectores de infrarrojos y las estatuillas de los Oscar desde hace dos años. Epner garantiza que los premios no perderán jamás su brillo y se compromete a reemplazar la estatuilla en caso de cualquier defecto. Auténtico glamour venido del espacio.

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