La caza furtiva de elefantes continúa sucediendo y “alcanza cotas alarmantes”. Más de 20.000 de esos animales se mataron en 2013, según ha revelado un informe de la Convención Internacional sobre Comercio de Especies Amenazadas (CITES).

Como consecuencia de ese delito, que tiene el objetivo de traficar en mercados asiáticos con el marfil de los colmillos, las poblaciones de elefantes africanos han disminuido y su supervivencia está en peligro, agrega el estudio.

Juan Carlos Vásquez, encargado de las Comunicaciones y la Sensibilización en la Secretaría de la CITES, ha identificado las razones de la caza furtiva en declaraciones a Radio ONU.

“Las principales razones en África son la pobreza, la caza furtiva es un problema de desarrollo. Los países en los que hay más mortalidad infantil se observa más mortandad (de estos paquidermos), por ejemplo. Hay un problema de gobernabilidad; los países con alta corrupción e instituciones débiles son más vulnerables también a este flagelo. Y finalmente, la demanda: los países asiáticos que tienen una demanda importante de marfil también están estimulando esta caza furtiva”.

Según la CITES, el tráfico de marfil está controlado por redes del crimen organizado, que usan tecnología y métodos cada vez más sofisticados para matar elefantes, extraer los colmillos y traficar el marfil.

Si bien se han logrado ciertos avances en el decomiso de este material, hace falta más trabajo coordinado entre las autoridades de los países de origen, tránsito y destino para poner fin al flagelo, según apuntó el estudio.

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