Extraordinario hallazgo arqueológico en Egipto. Una gran tumba con cincuenta momias y restos de ellas- pertenecientes a princesas de la XVIII dinastía egipcia, que reinó ente 1550 y 1292 a.C- fue encontrada hace unos días en le célebre Valle de los Reyes, en la provincia de Luxor, al sur de Egipto.
El Ministerio de la Antigüedad fue el encargado de dar la noticia que ya ha dado la vuelta al mundo gracias sobre las páginas de las más prestigiosas revistas especialidades en Egiptología. “El escondite contiene los restos de momias que con toda probabilidad podrían pertenecer a los miembros de la familia real de la XVIII dinastía”, precisó el Ministro Mohamen Ibrahim en un comunicado a la prensa, en el que recordaba que las excavaciones están siendo llevadas a cabo por el gobierno egipcio en colaboración con un equipo de arqueólogos suizos de la Universidad de Basilea.
A partir de unos estudios preliminares sobre las inscripciones de las cerámicas, han salido a la luz los nombres y los títulos de unas 30 personas: «príncipe» y «princesa»: 8 son nombres de princesas desconocidas come Taemwadjes e Neferunebu, 4 príncipes, numerosas esposas extranjeras y niños. Probablemente de la corte de Thutmosi IV e Amenofi III. Junto a los restos momificados se han encontrado restos de algunos sarcófagos, de las máscaras funerarias y diversos recipientes, que contenían las vísceras de los difuntos.
“La tumba podría formar parte de la KV40”, declaró Susanne Bickel, la directora suiza de la expedición, como se puede leer en Died Medu, un blog de referencia en el mundo de la arqueología, propiedad del arqueólogo Mattia Mancini. La tumba citada por Bickel hasta ahora es solo un misterio, son pocos los datos que se tienen sobre ella. Sin embargo, la sepultura a penas descubierta ha sido usada durante décadas, y debería haber dado cobijo a, por lo menos, 50 miembros de las familias reales de Thutmosi IV y Amenofi III.
Un pozo funerario de seis metros de profundidad que contiene cinco cámaras subterráneas, de las cuales cuanto conservan momias. Las parees presentan claras evidencias de la existencia de un incendio, quizás provocado por las antorchas de los ladrones de tumbas, que frequentemente prefería quemas los cuerpos embalsamados para llegar más rápidamente a los amuletos.