El Sevilla ya divisa Turín tras derrotar por 2-0 al Valencia en la ida de las semifinales de la Europa League. El Sánchez Pizjuán dejó casi sentenciada la eliminatoria tras un disputado partido en el que, sin embargo, el árbitro esloveno Damir Skomina fue protagonista.

Antes de que el colegiado se hiciera notar en el partido, los primeros minutos de encuentro mostraron a un Valencia muy bien posicionado en el terreno de juego. Se notaba que Juan Antonio Pizzi se tenía estudiado al Sevilla al dedillo, ya que los ‘ché’ lograron que Rakitic apenas entrara en juego. Y claro, anulando al croata los valencianistas habían logrado quitar a los locales la brújula con la que se movían en el campo.

Sin embargo, el gran plan de Pizzi sólo tuvo un fallo: sus jugadores adolecieron de pegada arriba, algo que al Sevilla le sobra. Precisamente, los hispalenses lograron abrir el marcador en el minuto 32. Rakitic botó una falta, Carriço cabeceó hacia el segundo palo y allí apareció Mbia para, en claro fuera de juego, batir de tacón a Guaita. Skomina dio, para sorpresa de todos, validez al tanto. El Valencia se quedó perplejo.

Tanto que dos minutos después Bacca, confirmándose una vez más como una de las sensaciones de esta temporada, aprovechó que los valencianistas seguían en estado de shock para establecer el 2-0 tras una buena combinación con Vitolo. Esos minutos de desconcierto le pudieron costar aún más caros al Valencia, ya que Guaita evitó el tercer gol de los de Nervión.

Cerca del final del partido el Valencia se dio cuenta que, pese a los errores arbitrales, la eliminatoria constaba de 180 minutos y no sólo de los 90 del Pizjuán y fue en busca de un gol que le volviera a dar vida. Jonas y Vargas estuvieron cerca de lograrlo, pero el primero vio como su remate dentro del área pequeña era bien despejado por Beto y el segundo como el larguero frustraba su intento de marcar.

Estaba claro que no era la noche del Valencia, algo que volvió a quedar demostrado cuando con el encuentro ya casi agonizando Skomina volvió a hacer de las suyas. Beto dejó la pierna dentro del área y golpeó a Alcácer. Sin embargo, el colegiado entendió que había sido el delantero el que había dado al portero y le mostró una amarilla que le impedirá jugar la vuelta al cumplir ciclo.

Está claro que hay días en los que parece que lo mejor es no levantarse y el Valencia se marchó con esa idea del Pizjuán. El Sevilla ya atisba Turín ante la difícil empresa que tienen los valencianistas de remontar el 2-0 en Mestalla. Aunque más difícil era levantar un 3-0 al Basilea y los hombres de Pizzi demostraron que con ganas e ilusión los milagros también existen. ¿Repetirán gesta? En siete días tendremos la respuesta.

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