Los funerales por el rito budista de 6 de los 16 sherpas muertos el viernes pasado a causa de una fuerte avalancha en las proximidades del campo base dell’Everest, han tendio lugar esta mañana en medio de una gran conmoción, mientras el gobierno nepalés intenta evitar por todos los medios que se produzca una huelga que podría blocao las ascensiones al Everest, la cima más alta del mundo.
La enorme masa de nieve, acompañada de hielo y rocas, que sorprendió a los guías nepalies mientras estaban preparando el terreno para la ascensión del equipo que acompañarían unos días después, ha causado la tragedia más grave en toda la historia del alpinismo en el Himalaya desde que fue conquistado la primera vez en el año 1953.
Teniendo en cuenta lo sucedido, son centenares los sherpas y los acompañantes de expedición que han participado en una reunión en el campo base de la región de Khumbu. Al final de la misma han decidido decretar el 2014 ‘Año negro del Everest’, además de aprobar la redacción de un documento con reivindicaciones tanto económicas como de seguridad. Entre ellas, un aumento de las aseguraciones, la creación de un Parque de la Memoria en Kathmandu, el pago del 30% de derechos por parte de los alpinistas o que todos aquellos shepars que se nieguen a asegurar cuerdas y escaleras durante la estación no sean penalizados.
Al margen de lo que sucederá el personal nepalí, ya son varias las asociaciones internacionales que han cancelado sus planes de escalada para el 2014. Es el caso del canal Discovery Channel, que ha cancelado la realización de la hazaña deportiva del Joby Ogwyn que pensaba subir el 11 de mayo para lanzarse posteriormente en caída libre.
Para David Robertis, escalador y autor de varios libros sobre el alpinismo, “El show debe continuar”, y ha añadido, “en mayo todo volverá a la normalidad”. No es la primera vez que el Himalaya es escenario de una tragedia, ya en el 1996 perdieron la vida ocho personas en dos expediciones, una historia que sería transformada en libro “Aire ligero” publicado por Jon Krapauer al año siguiente. Mientras que hace dos años, en el corazón del Manaslu perdieron la vida 11 personas, la mayor parte europeas.