El Real Madrid se ha proclamado campeón de la Copa del Rey tras imponerse por 1-2 al Barcelona con un antológico gol de Bale en las postrimerías del encuentro.
Valencia fue una fiesta antes, durante y como no, después del partido. Miles de aficionados de ambos equipos se desplazaron hasta la ciudad del Turia para apoyar a los suyos en lo que se presumía una batalla de colosos. Ambos conjuntos llegaban mermados, cansados, pero en una final después del largo y duro camino recorrido todo eso se olvida con el pitido inicial.
Los blancos fueron muy superiores a los azulgrana en casi todo el choque. Bien es cierto que el peso del partido y la posesión recayeron claramente en el Barça, pero las ocasiones y el que más sensación de peligro generó fue el Real Madrid. Ancelotti apostó desde el inicio por jugar con todos sus hombres de ataque disponibles. Isco fue finalmente el acompañante de Alonso y Modric en el centro del campo, para aprovechar la velocidad de Di María en el sitio del lesionado Cristiano. Precisamente ese arma, la velocidad de sus delanteros, fue letal para el Barça. Tras un par de avisos de Bale y de Isco, los blancos trenzaron una magnífica y fulgurante combinación que Benzemá culminó con un toque magistral hacia Di María que se plantó sólo ante Pinto. El argentino cruzó bien al palo abajo e hizo inútil la estirada del guardameta. Los madridistas ponían de cara la final a los 10 minutos de encuentro. La hinchada merengue no se cansó durante los 90 minutos de animar a sus jugadores mientras que el palo que supuso el gol enmudeció a la grada culé. Los hombres del Tata trataban de encontrar el agujero que les hiciera derribar una impenetrable defensa blanca muy bien armada durante todo el duelo. Tras unos 45 minutos intensos pero sin muchas ocasiones, llegó el momento del descanso para coger fuerzas tanto en el césped como en la grada para lo que se les venía por delante.
Apareció Bale para decidir el campeón
Todo parecía seguir el mismo guión en la reanudación con otra clara ocasión para Bale que disparó al lateral de la red, y un Barça dominador del balón pero sin llegadas de peligro. Llegó el momento loco del partido en el minuto 66 cuando Bale marcó en una jugada en un córner pero el colegiado lo anuló por posible falta sobre Pinto en el salto del galés. La respuesta del Barça llegó de la misma manera un minuto después, cuando Xavi botó a la cabeza de Bartra un saque de esquina que el central se encargó de mandar a la red de manera sensacional y poner las tablas en el luminoso. Ahí se vivieron los mejores momentos blaugranas tanto en el césped como en la grada. Sin embargo, un cohete con el 11 a la espalda apareció sobre Mestalla en el minuto 84. Coentrao puso adelantado un pase para Bale que éste se encargó de continuar con una cabalgada que Bartra no pudo parar ni en falta empujando al galés fuera del campo. La zancada de Bale fue demasiado para el central que vió como se plantó delante de Pinto y le batió por debajo de las piernas. El hombre de los 100 millones le daba la Copa del Rey al Real Madrid gracias a uno de los mejores goles de su carrera. Neymar lo intentó en el minuto 91 pero en la única clara ocasión del Barcelona en todo el partido estrelló la pelota en el poste cuando parecía que había conseguido batir a Casillas en el uno contra uno. Mateu indicó el final, y el delirio llegó a los aficionados blancos que poblaban las gradas de Mestalla. La fiesta y la felicidad merengue, acababa de comenzar, eran los campeones.