Youtube, una auténtica ventana al mundo, seguirá siendo inaccesible en Turquía hasta que los administradores no retiren los 15 vídeos que el gobierno y los jueces han considerados prohibidos, por ser de mal gusto, en una reunión confidencial. Así lo explica el periódico turbo Hurriyet, que recuerda como el bloqueo fue denegado por el gobierno y el mismo tribunal de Ankara el 27 de marzo.

Lo han pensado mejor. El gobierno del primer ministro islámico conservador Recep Tayyip Erdogan había impuesto, por motivos de seguridad nacional, la restricciones al acceso de Youtube – los únicos que tienen total libertad de navegación son los turistas desde sus hoteles -, después de la difusión de una grabación pirata en la que algunos responsables turcos comentaban los planes de la intervención militar en Siria.

También Twitter ha sido suspendido durante algunos días en el país mediterráneo dado que la plataforma de los 140 caracteres había difundido algunos comentarios indiscretos sobre un presunto caso de corrupción en el que se veía involucrado el Premier Erdogan. Una disposición a la que los jueces de la capital ponían fin hace dos días, un poco antes de las elecciones municipales. Una maniobra, sino imprescindible, muy útil que no le impidió ganas las elecciones. La persecución de las redes sociales pone sobre las cuerdas la libertad de expresión y crea controversia. El hecho de que la ‘seguridad nacional’, entendida como la propagación de información contraria a un régimen político, pueda sobrepasar el derecho individual a ser informado pone contra las cuerdas el principio de democracia y la libertad de expresión.

 

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