«Pido perdón a la familia de Reeva, quería solo protegerla». Ha sido la disculpa de Óscar Pistorius – el hombre sin piernas más rápido del mundo- durante el juicio por el asesinato de su novia, la modelo sudafricana Reeva Steenkamp, que tuvo lugar la noche de San Valentín del 2013.

El bicampeón paraolímpico de ventiseis años ha explicado con la voz rota delante de las cámaras de televisión que retransmitían en directo el juicio que si apretó el gatillo fue precisamente para protegerla: al sentir un ruido proveniente del baño pensó que se tratase de un ladrón y sin pensarlo dos veces cogió el arma de fuego que estaba en la mesilla de noche y disparó. Una causa noble pero que podría no corresponder con lo acontecido. Al no haber habido testigos, toca a los expertos establecer si la modelo murió al primer golpe de pistola, o al cuarto. Si hubiera sido al primero, la víctima no habría tenido tiempo de gritar haciendo saber Pistorius que era ella quien estaba en el baño y no un intruso.

«Me despierto aterrorizado por las noches sintiendo el olor de la sangre», «tengo miedo de dormirme», son algunas de las respuestas que ha dado respondiendo a la defensa como ha difundido la Bbc. «No quiero tener un arma nunca más» ha declarado entre sollozos.

 

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