El París Saint-Germain está decidido a demostrar esta temporada que es algo más que un equipo con muchas figuras y aún más dinero. Lo hizo ganando por 3-1 al Chelsea de José Mourinho a la vez que mandaba el mensaje a Europa de que se debe contar con ellos para el título.

El PSG comenzó como un ciclón y prueba de ello es que logró abrir el marcador a los cuatro minutos. Lo hizo después de que Ezequiel Lavezzi enviara con su zurda un misil que se coló por la escuadra. El argentino se había aprovechado previamente de un mal despeje de un John Terry que volvía a dejar en evidencia que ya no es soldado para defender en batallas de primer nivel europeo.

Sin embargo, el gol rebajó el hambre del PSG y eso ante un equipo como el Chelsea, que sorprendió jugando con Andrea Schurrle de falso nueve, se acaba pagando. Así antes de la media hora de juego Eden Hazard llevó las tablas en el marcador tras transformar un claro penalti que había cometido Thiago Silva sobre Oscar.

El tanto dejó en estado de shock al PSG, cosa que estuvo cerca de aprovechar el Chelsea con un remate de Hazard que se estrelló contra el poste. Sin embargo, ahí capituló el equipo de Mourinho y volvió a emerger el galo para buscar el gol que les diera el 2-1. Éste llegó ya en la segunda parte, cuando David Luiz se metió en propia meta un remate de Lavezzi.

No todo iban a ser buenas noticias para los locales, que vieron como poco después perdían por lesión a dos de sus puntales: Marco Verrati y Zlatan Ibrahimovic. Ahí demostró el PSG ser un equipo fuerte, pues no se vino abajo y se dedicó a buscar el 3-1 mientras el Chelsea, fiel a la filosofía resultadista de Mourinho, no veía mal caer por la mínima en Francia.

El PSG obtuvo la recompensa que buscaba cuando Javier Pastore, con el partido ya casi agonizando, se marchó de todo rival cuanto salió a su paso y batió a Peter Cech con un disparo raso al primer palo. El 3-1 hizo justicia a un PSG que pone ojitos a Europa y da la razón a Mourinho cuando decía que el Chelsea, al menos el que ha jugado este miércoles en París, no tiene nivel para ganar la Champions. Parte de culpa tendrá él en ello, aunque por suerte suya aún tiene Stamford Bridge para demostrar que se equivocaba.

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